Búsqueda especifica

viernes, 4 de abril de 2014

Yoko Ono en Bilbao


La artista japonesa de ahora 81 años presenta una retrospectiva en la ciudad española con 200 de sus piezas más emblemáticas, misma que ya había sido expuesta en Alemania y Noruega; en esta ocasión presentó tres performance el día 13 de marzo previo a la inauguración: Sky Piece to Jesus Christ, (Pieza de cielo para Jesucristo) donde una orquesta de cámara ejecuta una sinfonía, mientras unos voluntarios del publico envuelven a los músicos con unas vendas hasta que no pudiesen seguir tocando; Action Painting (Pintura de acción) que fue modificado de la versión original para este recinto, donde la artista representa en caligrafía japonesa con tinta sumi siete felicidades y ocho tesoros en varios lienzos de dos por un metro; y Promise Piece (Pieza promesa), que fue ejecutada por primer vez en 1966 al comienzo de su carrera, en esta, Ono rompía un jarrón en el escenario, pidiéndole al público que tomara los trozos, prometiendo volver a reunirse diez años después para reconstruirlo de nuevo, que en esta ocasión fue realizada con dos jarrones, uno de ellos fue roto y el otro permanecerá intacto como referencia para la restauración del primero.







Este último performance me parece peculiarmente ilustrativo para explicar mucho de su obra fuertemente caracterizada por sus “Instrucciones” dadas al público, estando ella presente o no, ya que muchas de estas instrucciones eran dadas en poemas escritos en las mismas paredes de las galerías o en pequeños trozos de papel, haciéndolo no sólo participe de la obra sino generador y ejecutante. Muchas de estas instrucciones más que un acto, requerían de la imaginación del participante, solicitándole que viera, escuchara o sintiera en su cabeza alguna situación u objeto ficticio, de esta forma la artista cedía el lugar de creadora para tomar el de catalizadora de las obras.






Sin la participación del público presente no podrían ser ejecutadas piezas como éstas, ya que su propósito primordial es la interacción del público con ellas, el resultado final puede no ser el deseado por la artista, al fin de cuentas ella solo tiene la esperanza de una promesa por parte del participante de que el jarrón será restaurado dentro de diez años, después de ceder los trozos de cerámica Yoko Ono pierde por completo el control de su obra, ya que ni siquiera puede estar segura de que siga viva para cuando esto ocurra, sin embargo la función del arte es esa, permitir la interpretación de la obra por parte de su público, independientemente de si está su creador allí o no, para poder explicarla.