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viernes, 21 de marzo de 2014

La pregunta está allí aunque no la escuchemos. Jorge Macchi en el MUAC

La forma en que leemos una obra pictórica siempre tiene relación con la forma en la que leemos las imágenes en el mundo; culturalmente buscamos imágenes concretas que aluden a la realidad, de no encontrarlas llamamos abstracta a la imagen, pero aun así siempre buscamos un acercamiento con fragmentos o detalles de las formas; en raras ocasiones prestamos atención a las matrices que contienen esas formas, porque nuestro cerebro lee como importante la forma y no el fondo. Pero Jorge Machi nos da la oportunidad de borrar nuestras expectativas de lo que debería ser la pintura y presenta 7 piezas en el MUAC que escapan de primera vista a nuestra lectura lógica del mundo, en este sentido un niño es más cercano a la obra de Macchi.

Para poder apreciar la serie de pinturas que presenta Macchi se necesita una observación detenida y pausada que viaje de pieza a pieza, al hacerlo encontraremos vacíos articulados y no sólo formas fragmentadas. En dos de las piezas el vacío es un obstáculo para observar algo de fondo y no un fondo donde se han depositado formas, ambas piezas dialogan una frente a otra y son probablemente el inicio de su investigación visual; el resto de las piezas hacen referencia más directa a la cotidianidad, a los objetos mundanos que pasamos por alto por el hecho de ser contenedores de algo más, son matrices que han perdido la forma que contenían y por lo tanto escapan a la obviedad de la mirada; sin embargo ¿cuál es la pertinencia de presentar estas imágenes en una obra pictórica? Jorge Macchi suele trabajar con la instalación, la fotografía, el collage e incluso el performance, a pesar de esto ha optado por la pintura en gran formato para la realización de esta obra, el formato aleja a nuestra mente de lo cotidiano y la cualidad pictórica le da relevancia a la superficie saturada, haciendo evidente la forma en que leemos las imágenes, con lo cual se crea un juego donde el espacio vacío compite por nuestra atención.


La técnica pictórica de Macchi no es relevante, incluso es un tanto descuidada, porque de hecho la intención del artista no es mostrar a simple vista un objeto o representar el espacio, su intención es mostrarle al espectador su propia capacidad para realizar lecturas paralelas de una imagen, llevarlo lejos de sus referentes pictóricos y obligarlo a repensar la imagen, el descubrimiento de esos procesos mentales por parte del mismo espectador es donde radica la verdadera obra. Por desgracia, en su vocación el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, ha presentado esta serie dentro de una caja blanca, las piezas expuestas dialogan entre sí, pero rara vez con el visitante y mientras que en otras salas encontramos personas deambulando entre cada pieza, en esta es raro que alguien se detenga más de cinco minutos frente a toda la serie. 




Quizá la paciencia o la falta de esta es la clave para que la invitación a otras formas de lectura permee o no en el observador, pero si he logrado despertar su curiosidad les recomiendo que se tomen su tiempo frente a cada pieza y salten de una a otra sin un orden fijo, incluso si el tiempo se los permite también pueden revisar otras piezas del mismo autor como Venecia del 2003, As Folhas mortas del 2004 y Missing points del 2007, que a pesar de alejarse de lo pictórico les ayudaran a realizar un recorrido más amplio por la visión de Macchi.





La muestra se exhibirá hasta el 8 de junio y podrán visitar el MUAC en Insurgentes Sur 3000 dentro del Centro Cultural Universitario de miércoles a domingo de las 10 de la mañana a las 6 de la tarde, excepto los jueves y sábados que permanece abierto hasta las 8 de la noche.